Mes: agosto 2015

MOMENTOS PERDIDOS

Se encontraba triste y abatido. Casi nonagenario, había tomado un decisión trascendental en su vida: pedirle a sus hijos que dejaran de visitarle. No le quedo más remedio. Sus vástagos, esos descendientes que él iba a dejar en el mundo el día que faltara, se lo habían ganado. Llegaban a su casa y no hacían otras que atender sus famosos teléfonos inteligentes. No lo entendía. Su prole estaba allí, pero como si no lo estuviera. Se mantenían fieles a los mensajes de sus amigos a los que verían esa misma noche, con los que compartían momentos (más virtuales que reales). Todo antes que mantener una conversación con un padre que tenían tan cerca y a la vez tan lejos. Un padre que podría no estar allí al día siguiente, en un mes o en unos pocos años. A lo mejor, cuando llegara su ausencia, echarían la vista atrás y pensarían en el tiempo que se dejaron robar. La realidad no pasaba porque dejaran de visitarle, sino que cuando lo hiciesen, disfrutaran de sí mismos sin interrupciones.

Aunque buscaba la excusa, nunca terminó de encontrarla. Consciente de laComunicación-móvil-1024x474 realidad, siempre supo que había gente más o menos considerada. Una consideración que, según ve día tras día, cae en saco roto con los móviles. Le enturbiaban en los momentos que exigían silencios, como aquél día en la playa en el que pretendía desconectar, o aquella vez que acudió al teatro con la mujer que le quitaba el sueño. Incluso un día, sonó el móvil de un compañero en clase interrumpiendo la explicación del profesor. No pudo menos que inundarse de decepción la noche en la que salió a cenar con unos amigos y, en la mesa colindante, una pareja cenaba mirando cada uno su pantalla, sin cruzarse una palabra entre los platos. Ni siquiera en el postre.

En la presentación de su última obra literaria, la desazón se apoderó de aquella escritora. Multitud de personas, la mayoría estudiantes, tenían inclinada la cabeza hacia una pantalla. Poco más tarde se dio cuenta del motivo: habían contado lo que allí pasaba. Una mezcla de sensaciones la invadió. De un lado, agradecía que los no presentes pudieran participar del debate. Por otro, entendía que esas conversaciones por móvil se interponían entre ella y sus receptores.

Miraba a su alrededor y no exageraba a mostrar su incredulidad. Alrededor, mirase para dónde mirase, se encontraba a sus semejantes más preocupados por fotografiar el momento, por describirlo, comentarlo o exagerarlo que por disfrutarlo. Fue una de las primeras impresiones que se llevó tras abrir los ojos tras más de 20 años de sueño profundo. Él no conocía los teléfonos móviles ni las redes sociales. Por tanto, le resultaba incompresible lo que veían sus ojos: los que les rodeaban estaban más pendientes de comentar con sus contactos que, por fin había despertado, que por saber, realmente, cómo se encontraba tras ese largo periodo en que todo era tan diferente.

Nada más lejos de la realidad. Todo seguirá así. Al menos hasta que alguien invente una aplicación que permita recuperar los momentos perdidos.

En fin, la vida…

LA CENTRALIDAD POLÍTICA

Los medios de comunicación llenan páginas de periódico, páginas webs y tertulias radiofónicas con el término de moda. Moda por llamarlo de algún modo, pues aún hoy no termino de entender que significa eso de la centralidad política. Y no, no lo entiendo, por mucho que aquellos que van de gurús de la política, alimentados por sus voceros (da igual si oficiales o no) hablen de ello como si fuere el maná, la última profecía o el común de la dignidad (si algo queda) política.

centroHablar de centralidad política como germen y raíz central convierte esa ciencia en un funambulismo ideológico, en una macedonia de ideas y proyectos que confluyen de una manera única: la de rascar votos sin importar a cambio de qué. Ahora se habla de la importancia de las ideas, dejando atrás las ideologías, que nos dicen que están desfasadas. Ideas sin ideología, curiosa dicotomía. Ahora lo que se lleva, y si no estás en fuera de juego (de su juego, quiero decir) es la centralidad política, eso que no se sabe qué es.

Utilizan la centralidad política como apuesta para triunfar. Se alistan en el centro como garante de la victoria. O eso aspiran. Pero olvidan que el centro es la indefinición por antonomasia. Ser de centro es ser de todos, lo que equivale a no ser de nada. A los de centro le gusta lo misma la carne que el pescado, el lo mismo estoy contigo que estoy contra ti. Cuando dicen que están en el centro lo único que nos dicen es que se van a mover en la ambigüedad, que si hoy se mueven un poco para allá, mañana lo harán para acá. El centro es una farsa. Una mentira. Un engaño. Una estafa. Una manera de jugar con la ideología de las personas. Sí, esos que son los que votan, que a nadie se le olvide.

Parece una chiste, un juego de palabras o la persecución del ratón y el gato la continúa verborrea a la que estamos siendo sometidos con el fin de aniquilar las ideologías,. De la extrema izquierda a la unidad popular. Cualquier término vale para desclasificar la política, de enmascarar las ideologías. Parece que lo cool es ser de centro. Y no manifestarte más allá, aún cuándo pertenezcas a partidos de una arraigada lucha social. O, al menos, así nacieron. Otra cosa es que lo hayan olvidado para virar hacia eso lugar indeterminado denominado centro. La centralidad política y tal. No me lo creo. Creo que solo son complejos y ganas de sobrevivir en la fauna política. Todo sería más fácil si reconociéramos las cosas por su nombre. Si se tuviese la valentía de reconocer que se ha abandonado la ideología para abrazar la supervivencia. Pero para eso habría que renunciar a las siglas. Y sin siglas, es más complicado mantener esa bolsa de votos. Cosas de la centralidad política.

LA SINRAZÓN DE MIS TEXTOS

Cuando el silencio invade mi mente esta se queda en blanco, las palabras no surgen, las rimas desaparecen y lo único que soy capaz de escribir son palabras sin sentido. Tal vez ordenadas quedarían bien, pero de momento solo son estrofas de futuras canciones que se que un día escribiré. Solo son resúmenes de novelas que se que un día redactaré. Sean lo que sean todavía no lo son. Por lo tanto hoy tengo una lista de palabras y una pequeña dosis de imaginación que una vez mas las ha ordenado y ha hecho que cobren sentido. El resultado de tal maravilla es esto que estas leyendo. Es este pequeño escrito que en noche como esta ronda por mi cabeza. Mis dedos cabalgando sobre los botones del teclado, mis ojos observando como las palabras van apareciendo. Poco a poco lo voy logrando, poco a poco voy escribiendo cada palabra, cada hecho, cada pensamiento que pasa por mi mente. El sonido de las teclas al ser pulsadas me acompaña. La luz de la pequeña lámpara alumbra mi escritorio mientras mis ojos, apunto de cerrarse, escriben las últimas lineas de este texto. Mis dedos ya cansados están a punto de pulsar el punto final que sellará este escrito. Y así es, aquí acaba, mi mente cansada escribe las últimas palabras. Pulso pause en mi cabeza, finalizando así cualquier sonido de mi entorno. Solo el texto y yo, lo leo y releo fijándome en que todo este escrito correctamente. Ya está, mis post de hoy, con el que vuelvo al blog tras un tiempo finalizó.

En fin, la vida…